17 may 2013

La magia del sonido

Estando todavía en el vientre materno ya escuchamos, es el primer sentido que desarrollamos. En ese momento construimos nuestro mundo en base a eso que oímos. No obstante, al nacer damos la bienvenida a lo que llaman “el mundo de la imagen”, delegando un segundo plano al sonido, al menos, en Occidente.

Parece que el sonido ha perdido la importancia que una vez tuvo. Antiguamente la historia se transmitía oralmente, y para estructurar toda esa información tuvieron que inventar un sistema para memorizarla: inventar melodías y rimas. En Euskal Herria tenemos un claro ejemplo:  los antiguos bertsos recopilan nuestra historia. 


                Otro ejemplo que sigue en vigor hoy día es Timor Oriental.  En cada comunidad existe una persona conocida como “el oyente”.  Se podría decir que son como cassettes humanos; su función es guardar en la memoria toda la historia. Siempre deben estar en silencio, escuchando atentamente y memorizando. En Timor nada está escrito. Si alguien quiere saber algo, debe preguntarle al “oyente”. 


                Pero en occidente, todo cambió con la aparición de la imprenta y parece que ahora nos es imposible vivir sin plasmar en escrito la historia o los acontecimientos. Se nos ha olvidado escuchar. Ni siquiera escuchamos la radio, se ha convertido en una especie de mantra, algo que está en el fondo, que nos hace compañía. He ahí el gran error de la radio: admitir esto sin hacer nada por cambiar la situación.

¿Cuántas veces habremos escuchado aquello de “una imagen vale más que mil palabras” o “las palabras se las lleva el viento”?
Propongo una visión totalmente diferente: un sonido es capaz de crear miles de imágenes.

Vamos a comprobarlo:
Cierra los ojos y escucha atentamente el siguiente audio. Ejercicio propuesto por Xabier Erkizia en Arteleku.


Y ahora, piensa: ¿Dónde está grabado? ¿Qué hora será aproximadamente? ¿Qué es lo que ocurre?

Construye tu historia y  dile a alguien que haga el mismo ejercicio. Seguro que cada persona imagina algo distinto.

Esta es la magia del sonido, a la que apenas se le da importancia, ni siquiera en la radio.